Desayuno accidental con un señor magistrado del Supremo

Estos dias una de los polémicas más activas en las redes sociales ha sido sobre el origen social de los jueces y si ese origen, al parecer claramente situado en los estratos mejor situados (por dinero, por contactos o por tradición familiar) afecta o no a la imparcialidad política de nuestra justicia.

El caso es que estoy de baja por incapacidad temporal, en proceso de recuperación y esta mañana he ido a desayunar invitado por una amiga a un lugar desconocido para mí, una cafetería de Madrid situada justo en medio de las sedes físicas del núcleo del poder judicial. El lugar está situado al lado de la sede del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Supremo y de la Fiscalia de dicho tribunal. Para quienes conozcan Madrid, todo ello en el entorno de la plaza de París. 

En algunas de las mesas disfrutaban de un muy largo desayuno de media mañana gente entrada en años muy bien trajeada, ellas aunque no cumplirán ya los cincuenta lucían un magnifico bronceado, unos rostros tersos, operados discretamente, vestidos de la cercana calle Serrano y bolsos que no bastaria un Salario Mínimo Interprofesional para adquirirlos. Entre los hombres, también muchos bronceados discretos pero suficientes, relojes de peso, cortes de pelo impecables (alguna melenita canosa , alguna barba muy bien recortada) he reconocido a algún señor magistrado del Supremo. Se les veía muy relajados, con la despreocupación propia de quien no tiene que pensar en si llegará la próxima nómina. Ni en si esta llegará hasta final del mes.

 Cuando me he marchado , tras más de media ahora, allí seguían sentados contándose sus vacaciones en Menorca, sus pinitos como patrones marinos en sus barcos, los proyectos de viaje al extranjero para otoño.

Y he pensado frente a palabras abstractas, resonantes, patrimonio de todos (“justicia”,”imparcialidad”, “autonomía judicial”) hay realidades más privadas, sólidas, palpables, observables, hasta olfateables ( he reconocido perfumes de Hermés, de Clive Christian) a las que muchos rendirían esas palabras.