¿Qué pasó el 8M en Menéame?

Quizá me equivoque, pero es probable que los que provocaron el boicot informativo el 8M vengan a darme la razón con ejemplos de lo que voy a explicar. Hablo de los que lo provocaron, no de los que lo ejecutaron.

Aclaraciones previas

Esto va para todos, aunque lamentablemente, los que van por la vida felizmente amargados con su venda ideológica en los ojos y un catecismo bajo el brazo que usan para no «equivocarse», se quedarán como están. Seguirán con su forma de pensar y su forma de actuar. No puedo hacer nada al respecto y lo acepto.

Pero dado que mucha gente no entendió el boicot al 8M, lo cual es normal porque no se trató de algo organizado y anunciado, es necesario explicarlo, aunque solo sea para los accidentales lectores de los artículos de este lugar que vengan sin vendas y con la mente abierta.

Hablaré sobre todo por mí, pero sé que parte de los que participaron está de acuerdo en todo o en parte con lo que voy a decir, otros, quizá tuvieron otras razones para hacerlo y es posible que sean razones muy contrarias a mi forma de pensar. Pero a mí me importa hablar de las mías.

Los motivos

Hay varios pero el que yo entiendo como principal detonante ha sido el grupo de presión que existe en Menéame en favor del feminismo de la tercera ola. No se trata simplemente de que no estemos de acuerdo con sus postulados discriminatorios contra el hombre, sino de su comportamiento en Menéame desde hace años, comportamiento que fue visible ayer también. Muchos estamos más que hartos de que en Menéame se practique el matonismo impunemente contra toda persona que no comulga con los dogmas que quiere imponer el feminismo de la tercera ola. Estamos cansados de que gente que se ha puesto alegremente una etiqueta que les identifica, erróneamente, como defensores de derechos sociales vayan pisoteando a la gente por no aceptar su catecismo. Y no sólo lo hacen impunemente, no solo recibimos acusaciones caprichosas e insultos inaceptables, en ocasiones se nos sanciona a nosotros por denunciarlos. No digo que los moderadores no hagan su trabajo, digo que lo hacen de forma sesgada y se jactan de ello. Ni siquiera estoy seguro de que se sancione a ese sicópata (no voy a decir los nombres que usa pero tiene claramente personalidad de sicópata) que tiene la costumbre de votar negativo de forma compulsiva los comentarios con los que no está de acuerdo y que se queda sin karma a base de votar negativo comentarios (los interruptores automáticos no simpatizan con nadie). No hay derecho que los que practican abiertamente la incitación al odio, acusen de incitar al odio a los que creemos firmemente en la igualdad.

Luego está que muchos no estamos de acuerdo con cómo se ha organizado la huelga, de forma sexista, apartando al hombre, dividiendo de forma absurda. Tampoco estamos de acuerdo en que cansinamente se acuse al hombre de todos los males de la mujer. Estamos hartos de un movimiento que dice defender derechos pero no hace más que atacar los derechos de las personas que dice defender. No, lo siento, no son unas pocas, son las que han tenido la voz cantante, a las que se ha aplaudido desde los medios, las que expulsaron a los periodistas masculinos de su manifestación, las que han humillado a los obreros que trabajaban en la calle... Tenemos derecho a no estar de acuerdo y a seguir pensando que los derechos de todas las personas tienen que ser defendidos y reivindicados.

Y como último de los motivos más relevantes, llevábamos muchos días, semanas, soportando una sobrecarga de noticias sobre el tema y teniendo en cuenta como se estaba planteando, yo ya estaba cansado.

Éxito del boicot

Muchos esperaban tener una portada de Menéame que solo hablara de una jornada histórica que, en realidad, solo fue histórica en los medios, no lo será en la repercusión que tendrá en la vida de las mujeres trabajadoras. Y estaban realmente molestos por no ver su sueño realizado. Pero a mí esta parte me parece más bien irrelevante. ¿Por qué? Porque se trataba de dar una lección a un alumno que no quiere aprender, que solo deja de mirarse el ombligo para insultar gratuitamente. Los insultos y los ataques de ese grupo de presión, sin duda, van a continuar igual. Las falacias ad hominem presentadas como argumentos válidos que rebaten la abrumadora realidad no van a parar. Igual que ayer, igual que todos los días.

Claro, se trataba de una llamada de atención a las cosas que se están haciendo mal y una demostración de que eso tiene sus consecuencias. Pero como sabemos, ojalá nos equivocáramos, que no querrán admitir su responsabilidad, no querrán admitir que el boicot lo provocaron ellos, también se trataba un poco de quitarles por un día su juguete a modo de castigo, a sabiendas de que es inútil. Porque con la sinrazón, con el ciego que no quiere ver, no se puede razonar. Ayer, ganamos, pero por desgracia, no ganamos nada. Y aun así, era necesario hacer una merecida llamada de atención.