Sobre coños y perros

Ya sé que debería haber escrito gatos, en vez de perros, pero como aquí todo el mundo saber algo de inglés me ibais a llamar redundante y he preferido evitarlo. Ahora hay que mantener el estilo en dos idiomas y no siempre es sencillo.

El caso es que lo cuentas por ahí y no se lo creen. Y lo digo en serio. Tuve que tirar de Wikipedia para convencer a unos amigos alemanes de que en España el nacionalismo periférico es de izquierdas. Perdonadme si me olvido alguno: BNG, nacionalista y de izquierdas. Bildu, nacionalista de izquierdas. ERC, nacionalista de izquierdas. Compromnís, nacionalista de izquierdas. Sé que hay más...

¿Pero qué carajo es eso del nacionalismo de izquierdas? No voy a entrar a la provocación. Sólo os digo que , como concepto, es una especie de contradiós ideológico, ajeno a cualquier doctrina, y que en Alemania es mejor no preguntarlo, porque resulta que sí que lo saben, o les suena, y no se lo pueden creer.

Y eso es lo que tenemos aquí en vez de una izquierda de clase. Eso justamente. Porque resulta que la izquierda de clase se dedica al feminismo y al animalismo. Izquierda identitaria de coños y perros que provoca terribles sarpullidos al que no tiene ni lo uno ni lo otro y a muchos, y muchas (aquí si procede la lengua bífida), que tienen sólo uno de los dos atributos ideológicos del Partido.

Meterse en aguas fecales minoritarias puede parecer muy digno, pero como resulta que los votos se cuentan en vez de pesarse, el saldo final , un saldo Queer, es que los puristas se cabrean, los afines cumplen, los despistados se abstienen y el resto se pasa a sus verdaderas prioridades, que son la cesta de la compra, la ITV del Opel Corsa y la guardería del niño.

Porque, cojones, la gente de izquierdas tiene niños, y tiene hipotecas, y tiene contratos de mierda, y cuida a su perro, pero no lo considera sujeto civil de derecho, más que nada porque sacar a pasear (y a mear) a un sujeto civil de derecho es una cosa que suena como el puto culo. La gente de izquierdas, en suma, tiene género y sexo, pero no a todas horas, y es del Betis, de Villablino, y aplaude a Kant a veces y otras busca en Youtube vídeos de Chiquito de la Calzada. En resumen: no cree que su perro o su coño (caso de haberlo) determine la parte mayor o mejor de su identidad.

Y la gente se cabrea. o se harta. Y así, paso a paso, entre braguetazos y despistes, nos encontramos cosas como esta salvajada (a la que no le falta su punto de razón) o cosas más sentidas como esta otra, que no dejan de reflejar la decepción, o la extrañeza, de gente que apoyaba un proyecto de izquierda global y se encontró votando a esos que son, que sí, nacionalistas y socialistas a la vez, y que aquí no nos acojonan sólo con el nombre porque nuestro fantasma es el del nacional-catolicismo.

Que también le manda huevos. No digo que no.