Es el cruce de datos que permite afirmar con más claridad que el voto de Vox no es el que tradicionalmente se vincularía a la extrema derecha, gente rica, señoritos o de apellidos ilustres. Cuando Abascal empezó hace tres años a presentarse como el partido de “la España que madruga” o a reivindicarse “no como un partido de extrema derecha sino de extrema necesidad”, sabía bien lo que hacía. El partido de Santiago Abascal ha arrasado en pueblos con menos renta según los indicadores socioeconómicos.
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