La identidad de clase trabajadora fue barrida por el concepto totalizador de clase media y rellenada por decenas de identidades frágiles, cambiantes, superficiales y sin una conexión real con la vida de los individuos.
La clase media ha colonizado como identidad aspiracional al resto de clases, es decir, que los consensos y los sentidos comunes de la sociedad, se han vuelto neoliberales.
Hoy somos incapaces de imaginar un mundo alternativo a este, de distinguir el neoliberalismo de fenómenos como los amaneceres o la lluvia. La política ha perdido por completo su autonomía, quedando relegada a un juego de seducción frente a unos ciudadanos que compiten identitariamente por verse representados en ella, que compiten en sus trabajos, que compiten en su vida cotidiana contra otras personas y contra ellos mismos, en una carrera angustiosa y desesperada.
Quizá este desazón y desapego nos haga sentir más abandonados o más desgraciados de lo normal, y quizá algunas personas sean realmente más pobres de lo que parecen...
Actualmente, nos dicen que todos somos clase media, aunque algunos lo son más que otros. La cajera del Zara que cobra 800 euros al mes cree pertenecer a la clase media, porque así se lo dicen por la tele, porque la clase trabajadora es algo de lo que avergonzarse y escapar, y porque, quizá, puede acceder a tal bien de consumo que considera de lujo. El consultor de Zara que cobra 3.000 euros al mes es también clase media, aunque dependa de un salario, apenas vea a sus hijos y se medique por la tensión que le crea su empleo. Él se lo ha ganado, él lo vale, él aspira a más y esos vagos de clase «baja» que viven de sus impuestos no se lo van a arrebatar. Y Amancio Ortega, uno de los hombres más ricos del mundo, casi también es clase media, porque los periódicos nos cuentan que lleva una frugal vida, practica la filantropía y viste con la ropa de su empresa. La cuestión no es lo que realmente se es, lo que se tiene, por qué se tiene, sino lo que se cree ser, lo que se aspira a ser.
Así vamos, que ya ni sabemos dónde estamos ni que coño estamos haciendo con nuestras vidas...
#2 El nacionalismo es uno de los principales pilares del sistema capitalista. Su función es hacer creer a las masas explotadas que comparten los mismos intereses e identidad, de hecho, que son una “nación” única, con las élites explotadoras.
De esa manera, las masas se vuelven perfectamente leales a quienes se aprovechan de ellas de manera sistémica.
Zlatko Hadžidedić.
Recomiendo este podcast donde repasan la vida de los borbones en clave de humor...aunque den ganas de llorar. Y datos que desconocía, que me han dejado mal sabor de boca, como el de la chica de 18 años, embarazada de cinco meses, que se cayó de su balcón regando las plantas
www.rtve.es/play/videos/arqueomania/dia-del-juicio-parte-ii/6844083/
Excelentes capitulos de Arqueomania sobre este increible yacimiento