"Tengo que sacarlo, me estoy asfixiando. Me estoy ahogando con un gran pene negro". Esta es la frase que repetía Mickaela Brooke una y otra vez al salir del dentista. El efecto de la anestesia aún se dejaba sentir en su cuerpo.

Entre 1870 y 1930 se popularizaron «los zoológicos humanos» por la geografía occidental, especialmente en Francia, Bélgica y Alemania. La idea era exhibir de forma pública, y casi siempre itinerante, a mujeres, niños y hombres de carne y hueso, procedentes de África y otras regiones subdesarrolladas. Los indígenas salvajes eran presentados en el siguiente escalón después de los monos y otros animales, con los que incluso compartían barrotes. Un guiño darwiniano para desplegar todo un espectáculo racista.