En la década de 1920, un alemán llamado Eugen Herrigel se trasladó a Japón y comenzó a entrenar en el Kyudo, el arte marcial japonés de tiro con arco, a las órdenes del legendario maestro Awa Kenzo. Kenzo estaba convencido de que los principiantes deben dominar los fundamentos del tiro con arco antes de intentar disparar a un objetivo real. Durante los primeros cuatro años, a Herrigel sólo se le permitió disparar a un rollo de paja a tan sólo siete pies de distancia.