Se espera dentro de unos meses un nuevo anteproyecto de ley que prohibirá el consumo y la fabricación de chicles en todo el país. El motivo de esto es situarnos próximos a países como Singapur, que lleva prohibiendo el consumo de chicles desde hace 20 años. Las autoridades obligaran a los turistas que visiten España a declarar los chicles que lleven consigo, y si llevan en exceso, serán confiscados. Las multas para los infractores serán de 60000 euros si es la primera vez, y para los reincidentes 500000 euros y 2 años de prisión. "Comer chicle es repugnante. No se como la gente puede hacerle eso a su cuerpo" dice uno de los entrevistados. "Con esta nueva ley, el mascar se va a acabar"

A partir del próximo día 18 de enero, este tipo de accesos a edificios o recintos quedará prohibido y deberán reemplazarse los mismos por modelos más convencionales. El gobierno también comunica que según otras leyes aprobadas de la misma categoría el plazo para realizar los trámites y el cambio es de 30 dias naturales a partir de la fecha de entrada en vigor. Junto a la ley se ha aprobado un plan de $$$ubvenciones por parte del gobierno para llenar los bolsillos de unos y otros incentivar el cambio.

En la reunión la mayoría de grupos de izquierdas han aclamado la medida alegando algunos incluso que "ya hacia falta", y que "es uno de los pasos hacia el cambio, pero tenemos más".

El proyecto legislativo ha sido presentado por el diputado del partido "Murcia Existe" como un motor para la economía de la región, y para aumentar "su visibilidad dentro de España y del mundo". La sección dedicada a la producción incluye un anexo en el que se promocionará el cultivo de esta planta en la huerta tradicional murciana, junto a los calabacines y las berenjenas.

La proposición se basa en una subida del 123% de los costes de traslado de las sedes social y fiscal a empresas catalanas. Además se establece la obligación de que tributen en Cataluña un 3% más de lo que tributarían en otras regiones para poder financiar el Procés.

Anna Gabriel se ha mostrado "encantada" porque las principales empresas de la economía catalana se muden a la "retrógrada" España. Cree que abre una oportunidad de oro para okupar las sedes y crear centros sociales que alberguen a cooperativas agrícolas, por ejemplo. "Cuando no lleguen las subvenciones europeas tendremos que cambiar el modelo agrícola y nacionalizar los cultivos"