Triste es decirlo, pero no por ello debemos esconder la realidad. El Mundial de Fórmula 1 está muerto y enterrado para todo aquel piloto que no esté al volante de un monoplaza Mercedes. En solo cinco carreras la escudería alemana ha sentenciado un campeonato, que a partir de ahora se jugarán entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg, con todo a favor, por cierto, para el británico, que está demostrando porqué está considerado el segundo mejor piloto de la parrilla.