Los espectadores llevaba a escenas donde los asistentes trataban de estar lo más cerca posible del vehículo a su paso. Algunos incluso trataban de tocar los coches a su paso, mientras que otros se situaban en curvas lentas para lograrlo con mayor facilidad.
El protagonista de nuestra historia le costó bastante caro. La historia se remonta al Rallye Acrópolis de 1986, cuando al finalizar una de las etapas de la prueba griega, uno de los mecánicos del equipo Peugeot Talbot Sport encontró dos dedos humanos dentro de la bahía del motor de uno de