En el mástil más grande del barco se encontraba una especie de canastilla a la que se denominaba “carajo” y que solía ocupar un marinero que se dedicaba a vigilar lo que pasaba alrededor y que en muchas películas hemos visto representado al grito de ¡Tierra a la vista! Sin embargo, no todo es como en las películas, ya que al marinero se le mandaba ahí como castigo, “¡Vete al Carajo!”, decía el capitán