Hay series –y no tienen que ser necesariamente las que se consideran “buenas”- a las que da gusto volver una y otra vez porque son lugares felices. Las puedes ver un millón de veces y cada una de ellas será como tomar un bol de sopa calentita en lo más frío del invierno. Sin embargo, hay otras con las que ocurre todo lo contrario: son magníficas, son brillantes, son fascinantes… y solo te las verías una vez en la vida. Estas son las que nos ocupan hoy.