Tessa Hill y Lia Valente viven en Toronto. Su vida se parece a la de cualquier adolescente de su edad de la mitad occidental del mundo. Salvo por un valioso detalle: a sus treces años, las chicas han conseguido cambiar el curso de la educación sexual en toda su provincia, Ontario, y es más que probable que la ola que han levantado se acabe extendiendo al resto de Canadá.