El presidente de Brasil, Michel Temer, está dispuesto a sacrificar millones de hectáreas de selva persiguiendo un proyecto inútil del siglo XVI: una fortuna de oro en la Amazonía. Temer firmó un decreto con el fin de abrir una reserva en la selva —un área más grande que Dinamarca— para que se realice una explotación minera comercial que amenaza décadas de progreso en los temas de protección ambiental y derechos indígenas en la Amazonía.
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Jamás votaron al cabronazo de Temer. Brasil es ahora mismo un país sometido.
También ha sido tremendo. Un golpe de Estado moderno que la comunidad internacional ha acallado. Y lo de Turquía... en fin, pero el malo es Maduro.
(Que malo es conocerse, decía mi abuela. Es que piensas mal y ya sabes por donde van a tirar)
sabrosón el mundo moderno matemos unos micos y quedémonos con el oro, alimentemos así el insaciable sistema financiero!!