Los olivareros españoles y los productores de cítricos (que anualmente exportaban 120.000 toneladas de aceite y 17.000 de mandarinas, limones y naranjas) denuncian que han sido borrados del mercado estadounidense en apenas tres meses. Además, el vino sufre una caída en su facturación de hasta el 25% . "Esto es un drama. Está habiendo pérdidas muy grandes para el sector olivarero español. Somos el país y el sector más afectado" afirma Rafael Picó, director de Asoliva.
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www.nytimes.com/2020/01/05/opinion/wine-tariff-trump.html
Un artículo de una empresa norteamericana de importación de vinos europeos. Se lamenta de que los aranceles han dañado su negocio y la amenaza de nuevas subidas pone en peligro su continuidad y la de otras empresas similares.
¿Qué debemos hacer ante estos ataques económicos a nuestro país? Una solución queremos.
Yo a quienes quiero oír es a los expertos en economía y patriotismo, es decir: a los PePeros y Voxemitas. ¿Cuál es su opinión? ¿Qué acciones tomarían ellos si estuvieran en el Gobierno, para que los españoles las sepamos y les votemos mayoritariamente en las próximas elecciones?
¿Quien crees que les financias las campañas nuestros aceites o vinos , o sus compañías tecnológicas?
Y decirle que nuestro espacio aereo esta para ayudarles, aunque sean vuelos de la CIA.
Es ser unos hijos de puta , pero si te juntas con el grande nunca te tocan.
Steve Jobs era un tío listo, pero no tenía el ingenio español, y si California tiene sol para más tiene España
Mira los chinos, al no poder hacer negocios con EEUU, se lo montan por su cuenta, y los superan. Lo mismo con España, sabemos lo que es la autarquía, con devaluar la peseta para aumentar la competitividad, de sobra para superar incluso a China y ser primera potencia mundial, una grande y libre
La pelota está en el tejado de los proteccionistas, más bien, cuando lo son siempre y cuando entienden la soberanía por principios inamovibles (proteger lo fatuo solo por ser nuestro, por ejemplo), no por circunstancias cambiantes, como los estalinistas.
Somos el punching-ball