La cerveza contaminada es de la marca checa Staropramen. Dos clientes suecos denunciaron por separado que sangraron de la boca tras haber bebido cerveza en distitos bares.
Se cuenta que los pollos, durante las primeras cañas, estuvieron alabando los matices vegetales, retrogusto alcohólico y consistencia de la espuma, como esos auténticos connoisseurs cervecenses que podemos ver a diario en cada carrefour o bar rural.