IDCSalud gana la puja para hacerse con la clínicas Ruber meses después de adquirir Quirón y tras crecer a base de los contratos que se ofrecían desde la sanidad pública. El parón de las concesiones de los Gobiernos da paso a fusiones millonarias de grupos de hospitales privados
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En mi opinión otra de las razones por las que el Estado, y los políticos que lo representan, deberían tener claros límites legales sobre la discrecionalidad con la que actualmente gastan el dinero público.
Pero, ¡Un momento! (me diréis), ¿los liberales no queréis que todas las concesiones se den a empresas privadas? Pues no.
Lo primero es que el Estado y el sector privado no estén casados. Si una empresa ha de fallar que falle, nada de rescates a costa de los ciudadanos.
En segundo lugar, no gastar dinero innecesariamente. Evitar la deuda pública e intentar mantener los impuestos bajos o a un nivel razonable.
Y finalmente, en caso de tener que gestionar el Estado un servicio, que lo haga de manera eficiente aprovechando al máximo el dinero de nuestros impuestos que, al fin y al cabo, todos debemos aportar. Esto significa que no importa si termina contratando a una sola empresa o a 50 empleados (que después de todo también son "individuos privados", por así decirlo), siempre y cuando se aproveche al máximo ese dinero.
Sin embargo, esto no es lo que ocurre en España donde las concesiones se hacen, no basándose en la eficiencia del servicio o en los resultados, sino en los contactos de la agenda del político de turno.
Porque es curioso ver a la gente quejarse de cuando algún presidente manda nacionalizar bolivarianamente una empresa, pero no ver a esas mismas personas quejarse de nada cuando algún otro presidente manda privatizar, con pérdidas cargadas a los impuestos de todos, un servicio público.