Encontraron, por ejemplo, que aquellos que informaron un uso frecuente del transporte público tenían más de cuatro veces más probabilidades de informar un historial de pruebas positivas para la infección por SARS-CoV-2, mientras que aquellos que informaron practicar un estricto distanciamiento social al aire libre tenían solo una décima parte de la probabilidad. para informar alguna vez haber sido positivo para el SARS-CoV-2.
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etiquetas: covid , sars
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Muchas cosas nos dejaron
las antiguas profecías
dijeron que en nuestros días
será lo que Dios quisiere.
Si lloviere hará lodos,
y será cosa de ver
que nadie podrá correr
sin echar atrás los codos.
Las mujeres parirán
si se empreñan y parieren,
y los hijos que nacieren
de cuyos fueren serán.
Vamos, que se ve que es un grupo cerrado (ya sea del mismo domicilio, bloque o barrio) y de costumbres fijas. Sin foráneos sumándose a esa mesa.
C.C.: #6
Así y todo el ejemplo no es concluyente de nada, ni en un sentido ni en otro.
Son casi infinitas las variables que pueden estar concurriendo para que ese grupo siga como si tal cosa tras 2 meses.
No sé qué le pasa a la gente que emborracharse y secretitos van de la mano.
Solo hay que ver como en algunas ciudades han cerrado carriles al tráfico para promocionar el transporte en bicicleta, mientras que aquí el metro y los autobuses abarrotados. Luego salía uno diciendo que en las aulas no hace falta distancia, que se pongan los niños mascarilla.
Aquí esperando la próxima pandemia que será de gripe aviar , esa sí que va a ser jodida de verdad y no esto.
En la proxémica (es.wikipedia.org/wiki/Proxemia) se estudia el distanciamiento interpersonal en diferentes situaciones y culturas. Una de ellas es la "distancia social", que es la que guardas con desconocidos o gente no cercana.
En la proxemia se diferencia entre los espacios o distancias:
- distancia íntima: muy personal, tú y tu pareja, o quizá en deporte de contacto/baile/etc, o en el doctor, o en el metro/bus,...
- distancia personal: familia y amigos cercanos
- distancia social: conocidos y desconocidos, trato formal (en la compra o en el trabajo)
- distancia pública, hablando a un grupo (por ejemplo en clase o conferencia)
Creo que la forma en que se está utilizando el lenguaje puede llevarnos a equívocos. Parece que se habla con el término distanciamiento social cuando en realidad se quiere decir aumentar la "distancia física" en los cuatro tipos de espacios.
Cuando no se puede aumentar el distancionamiento físico, pues toca ir con mascarilla, guantes, y en el extremo con un traje burbuja.
Aquí podéis ver las distancias interpersonales de diferentes países: www.researchgate.net/publication/315536031_Preferred_interpersonal_dis
Desde luego, es un factor muy importante a considerar en la transmisión de cualquier enfermedad. Por eso desde el principio se ha insistido en aumentar la distancia física en todos los países.
Pero llámame loco
Y me refiero más en concreto a aquellas personas curiosas por naturaleza, que se han leído (de motu propio) más de un libro en su vida, y que saben lo que es una bacteria, un virus, y que son conscientes de la importancia de la higiene, la protección, la limpieza, etc.
Pero me temo que esas personas son una minoría en comparación con el grueso de la población.
Y por lo que usted cuenta (ya que yo hace años que no veo TV), en los medios de masas no se está educando ni aleccionando adecuadamente a la población. Se la trata como a carne de cañón que debe seguir produciendo (y dejando bajas por el camino), y no como a seres humanos y ciudadanos con derecho (constitucional) a la salud.
Todo lo cual es una pena, una desgracia, una catástrofe, y probablemente un crimen de lesa humanidad.
www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/601183
Te ahorro un click: existe correlación.
Nota: La imagen es del resultado del paper que enlacé en el comentario anterior. Para rápida referencia.
Pero si ya estás pensando en rendirte (y en dejar de evitar la enfermedad), ... pues mala cosa.
No hay que rendirse.
Y ese distanciamiento tampoco es el fin del mundo.
Se lo tiende a pintar peor de lo que es.
Y hoy por hoy (y mientras haga falta), guardar distancia puede marcar la diferencia entre vivir y morir, ni más ni menos.
Y también puede ser que disfruten todos ellos de la misma suerte absurda que Homer Simpson, (que le hace salir indemne de cualquier catástrofe, mientas que el cerebrito de turno siempre pringa).
A los gobiernos, administraciones y empresas no les cuesta nada pedir o exigir el uso de mascarillas, porque dichas protecciones las pagan los ciudadanos de su propio bolsillo.
En cambio, para cumplir adecuadamente con el distanciamiento, los gobiernos, administraciones y empresas deberían desembolsar un buen dinero en ampliar colegios y contratar a más profesores; ampliar el número de trenes, autobuses y aviones, y contratar a más conductores y pilotos; ampliar el espacio en los puestos de trabajo, colocar mamparas y mejorar la ventilación y filtración, ampliar el número de baños, contratar a más personal de limpieza, etc.
Todos esos gastos en realidad se amortizarían más pronto que tarde, ya que se estaría invirtiendo de verdad en la salud colectiva, y se estarían creando nuevos puestos de trabajo, lo cual redundaría en la mejora de la economía. Y todo eso los ciudadanos y trabajadores lo verían y lo notarían, y les haría sentirse mejor y más seguros, y trabajarían mejor.