Una joven de 25 años natural de Valladolid ha fallecido este sábado mientras visitaba la Praia das Catedrais, en el municipio lucense de Ribadeo. La joven recibió el impacto de una roca que se desprendió de una de las cuevas que conforman el paraje de As Catedrais. Falleció en el acto a causa de un traumatismo craneoencefálico.
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Al redactor le pasa como a mí, que anda un poco liado con el día de la semana con tanto festivo.
Al redactor le pasa como a mí, que anda un poco liado con el día de la semana con tanto festivo.
Supongo que se acabó eso de que la gente entre en las cuevas.
Creo que el acceso ya está controlado, no cuesta mucho dejar un casco a cada visitante, como hacen en algunas cuevas o en el caminito del rey.
Esto lo digo sin conocer la frecuencia de desprendimientos de la zona.
Destino final es la pinicula
Igual que en mi pueblo sería más noticiable si la fallecida fuera una vecina del pueblo, en ese caso sería el principal tema de conversación. Como no la conocemos pues es una desgracia como otra de las miles que hay cada día. No sé qué es lo que te parece mal de eso.
Y otro negativo por llorica.
De nada
Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir. Tenía un joven sirviente, Ahmed, a quien apreciaba mucho. Un día, mientras Ahmed paseaba por el mercado de tenderete en tenderete, se encontró con la Muerte que le miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor lo ocurrido y le pidió un caballo diciendo que se iría a Samarra, donde tenía unos parientes, para de ese modo escapar de la Muerte. Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo más veloz de su cuadra, y se despidió diciéndole que si forzaba un poco la montura podría llegar a Samarra esa misma noche. Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al mercado y al poco rato encontró a la muerte paseando por los bazares.
– ¿Por qué has asustado a mi sirviente? – preguntó a la Muerte.
– Tarde o temprano te lo vas a llevar, déjalo tranquilo mientras tanto.
– No era mi intención asustarlo -se excusó ella – pero no pude ocultar la sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en Samarra.
‘Ponerse las botas’ significa enriquecerse o conseguir un gran beneficio o provecho de alguna circunstancia. Pero, ¿cuál es el origen de esta expresión? Bien, ‘ponerse las botas’ procede de la época de romanos y bizantinos, cuando llevar este tipo de calzado era sinónimo de pertenencia a una clase social alta.
www.saberia.com/cual-es-el-origen-de-la-expresion-ponerse-las-botas/
1 tr. Reprobar, hacer una crítica negativa.
2 Exponer un juicio, positivo o negativo, sobre algo.
3 Ejercer su oficio el censor, determinando cambios o supresiones sobre lo que está examinando.
Y me refiero sobretodo a la primera acepción.
Y yo termino aquí el offtopic. Buenas noches.