El impacto de la falta de precipitaciones en un contexto, además, de cambio climático que es un problema de emergencia mundial, en el que las temperaturas ya no atienden a las estaciones ni entienden de términos medios, a causa del calentamiento global que provoca que esté ardiendo en estos momentos el Mediterráneo, Canadá, Australia o el Amazonas, ha supuesto un revés de importantes repercusiones socioeconómicas para Andalucía.
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Merece la pena leerlo.
El agricultor al que le compro las frutas y verduras lleva ya más de una década reduciendo su consumo de agua, descartando algunos cultivos por dicha razón, y optimizando al máximo el consumo de agua con goteo y tapando para evitar la evaporación. Tiene acceso a agua freática de sobra, pero sabe que con las precipitaciones actuales no puede despilfarrar nada, y que debe mimar que el nivel de dicho acuípero esté, incluso en el peor de los casos, en volúmenes más que aceptables, porque de no ser así las generaciones futuras no podrán cultivar en la zona.