Con el
#MeToo las causas de las mujeres consiguieron un poder que nunca habían tenido. Siempre es más simple ser víctima; siempre es difícil saber qué hacer con el poder y, ahora, las mujeres tienen más. En la situación actual, que un grupo de mujeres decida escracharte —condenarte públicamente— te pone en un lugar muy difícil de revertir. Alcanza con una denuncia bien publicitada para hundir a alguien; la posibilidad de debatirla o rebatirla es mínima.
A esto ha llegado este movimiento. Creer por quien denuncia y no si dice la verdad. Quedarán en la historia como una caza de brujas más.
No sé puede criticar a esos jefes o compañeros por querer evitar que su vida familiar o laboral pueda ser destruirá con un tweet, por una frase mal entendida, por una mano en el hombro sacada de contexto o simplemente por las malas intenciones de una compañera.
El 60% de los cargos se sienten incómodos tratando con empleadas a solas.
www.dailymail.co.uk/news/article-7042711/The-metoo-backlash-60-male-ma