Hoy lunes, 19 de junio, se conmemora el 30 aniversario del atentado que ETA cometió en el Hipercor de Barcelona. El atentado que cometió en los conocidos almacenes de Barcelona será recordado como el más mortífero de su historia. Pero no así por aspectos de los que prácticamente no se ha hablado y que han agravado el dolor de las víctimas.
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Hoy lunes, 19 de junio, se conmemora el 30 aniversario del atentado que ETA cometió en el Hipercor de Barcelona. Ese día, a las 16:12 horas, la explosión de un coche bomba colocado en el sótano de este hipermercado situado en la avenida de la Meridiana provocó la muerte de 21 personas y un total de 45 resultaron heridas . La mayoría de las víctimas perdieron la vida cuando la deflagración del vehículo arrasó las plantas del edificio donde estaban haciendo la compra por el fin de semana.
Los que sobrevivieron sufrieron quemaduras de diversa consideración y otras lesiones por las que, aún hoy, necesitan tratamiento, además de trastornos psíquicos que, en muchos de los casos, se han manifestado años después, cuando han "reexperimentar" o conocido otros episodios similares.
El atentado, que condujo al arresto de los cuatro integrantes del Comando Barcelona de ETA, generó una conmoción social sin precedentes en la historia reciente de Cataluña. Miles de personas llenó las calles mostrando el rechazo a la violencia y en solidaridad con las familias afectadas, al tiempo que significó un vuelco en la llamada lucha antiterrorista y resquebrajó el consenso que la izquierda abertzale había mantenido respecto a la estrategia armada.
La verdad oficial sobre Hipercor es bastante conocida, pero por el camino ha habido siete circunstancias que han hecho más injusta y dolorosa la vivencia de las víctimas y de sus familiares:
Muertes televisadas
Rosa María Cabré, vecina de Cerdanyola, conoció por televisión que su madre, María Rosa Balldellou, se encontraba ingresada en la unidad de cuidados intensivos del Hospital de Vall d'Hebron. Debido a la bola de fuego que provocó el artefacto de ETA, tenía quemado el 80% del cuerpo. Ninguna autoridad no avisarla y, 19 días después de una larga agonía, Maria Rosa moría en este centro médico. También Marga Labad supo la noticia por televisión. Estaba en casa cuando los informativos de Televisión Española anunciaron: "la última persona reconocida del Atentado de Hipercor se Luisa Ramírez Calanda". Era su madre y nadie le había comunicado el fatal desenlace.
Juicio sin testigos
El primero de los dos juicios al Comando Barcelona de ETA tuvo lugar en diciembre de 1989. En la vista oral, celebrada en la Audiencia Nacional española, comparecieron como acusados Domingo Troitiño y Josefa Ernaga -los otros dos responsables del Comando, Rafael Caride y Santi Potros, no fueron juzgados hasta el 2003. Contrariamente a que está estipulado, el Ministerio no informó las víctimas de su celebración. Sólo Robert Manrique, herido y ex trabajador de Hipercor, y Álvaro Cabrerizo, al que matarle dos hijas, asistieron gracias a que un periodista les había informado pocos días antes.
Presiones de El Corte Inglés
El Corte Inglés, propietario de los supermercados Hipercor, llamó los diarios para desvincularse de los almacenes. Aunque es conocido el vínculo empresarial, quiso remarcar que Hipercor no pertenecía a la compañía, del que también dependen las tiendas Zara, el Groupe Carrefour y otros establecimientos de ropa y complementos del hogar. Asimismo, con el ánimo de preservar su imagen, la dirección conminó las víctimas a firmar un documento por el que, a cambio de una indemnización, se comprometían a no hacer declaraciones que pudieran afectar su credibilidad.
Después de treinta años, tan sólo una docena de víctimas han cobrado la indemnización que les corresponde por la negligencia en la que incurre la Policía Nacional, que a pesar de los tres avisos de ETA sobre la colación del coche bomba, no desalojar a los almacenes. El resto no ha sido indemnizada. Quien tampoco ha recibido ninguna ayuda es Jordi, que en el atentado perdió a sus padres, el matrimonio formado por María Teresa Daza y Rafael Morales, que esperaban un nuevo hijo. Jordi, que entonces tenía siete años, no ha percibido la pensión que le correspondería a lo que debía ser su hermanastro.
pagos inmorales
A raíz de la matanza de Hipercor, el gobierno español puso en marcha una lotería con el objetivo de ayudar a las familias de los muertos o heridos en el atentado. A la hora de la verdad, el dinero recogido los usó para pagar las indemnizaciones previstas, no en concepto de donativos que había hecho la población. Robert Manrique, uno de los heridos, había vuelto voluntariamente el millón de pesetas de la Lotería y, de repente, se encontró que le habían restado esa cantidad de la pensión que debía cobrar.
doble victimización
Más de una treintena de víctimas han visto como los técnicos del Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) -dependiendo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social español- han rechazado sus demandas por incapacitación pesar de los dictámenes favorables del Instituto Catalán de Evaluaciones Médicas (ICAM). El argumento ha sido que los síntomas que presentaban no podían asociarse al atentado porque habían aparecido un año después de los hechos, lo que es muy frecuente en este tipo de situaciones. Esto les ha provocado, a juicio de los psicólogos, una victimización añadida al daño sufrido.
Manipulaciones con fines lucrativos
En 2003, todas las víctimas de Hipercor y otros atentados ocurridos en Cataluña se desataron de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y crearon la ACVOT (Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas). El principal motivo era el sesgo conservador que había emprendido la entidad a nivel estatal, en línea con los intereses del Partido Popular. Han pasado catorce años y la mayoría todavía no han podido darse de baja de la AVT, que utiliza sus nombres para engrosar la lista de adheridos y, así, percibir más subvenciones de lo que le correspondería.
Se buscó la bomba por todo el centro, pero a las alimañas se les pasó el detalle de indicar que estaba en el aparcamiento y no en el centro en sí.
Se buscó un paquete bomba, no un coche bomba que era un modus operandi totalmente inusual para los asesinos de la banda.
Por aquel entonces había avisos de bomba casi cada día, literalmente.
Llego la hora de cumplida la amenaza y la bomba no había estallado. Tardó otra hora más en estallar. Por lo que todo operativo hubiese resultado inútil.
Y lo que es más importante: no pongas bombas y no te hará falta avisar de nada.
Cc. (#4)
¿Es una broma? Practicamente todos los atentados de ETA en Cataluña pre-Hipercor fueron con coche bomba. www.elmundo.es/elmundo/2004/02/18/espana/1077114439.html El atentado en la plaza República Dominicana, en la calle Príncipe de Vergara... todas con cohce bomba y antes de Hipercor.
Dejando claro que la responsabilidad primera es de quien pone la bomba, tampoco empecemos ahora a edulcorar lo que fue una clara neglicencia de la policía.
www.libertaddigital.com/nacional/2012-06-19/veinticinco-anos-del-atent
labarravirtual.blogspot.com.es/2012/06/hipercor-19061987-amonal-extran
Extremo que puede verificar cualquiera que haya crecido en los 80-90, que se hacía muy a menudo en época de exámenes en el colegio. Luego hay otro dato que no cuadraba:
ETA pensaba que Hipercor era de capital francés, y en ese momento había negociaciones en Argel en las que querían presionar al gobierno francés. ¿parq qué? Pues según parece cuánto más daño hicieran en Francia mejor les iban a tratar en las negociaciones o más iban a presionar al gobierno español para que les concediera cosas.