Cada 25 de marzo, la Iglesia recuerda a San Dimas, el ‘Buen Ladrón’, considerado “el primer santo” de la historia de la Iglesia. Fue crucificado en el Gólgota al lado de Jesucristo, a quien reconoció como Hijo de Dios. Su memoria coincide con la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Dimas, a diferencia del otro ladrón crucificado, imploró a Jesús: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”, a lo que el Señor contestó: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23, 39-43).
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Y el detalle del castigo a los ladrones que se comenta aquí, tampoco es baladí.
Para mí san Dimas siempre será Pepe Isbert.
He dicho.
En el pasaje de la última cena se les escapó que estaban armados y de hecho, atacan y hieren a uno de los que venían a cogerles. Si a eso sumas que los romanos prohibían tener armas a los pueblos sometidos que daban guerra (los judíos dieron mucha guerra) pies blanco y en botella.
Jesús era un Puigdemont de la zona.