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Huérfana en la ruta hacia Europa

Una niña afgana de 13 años se queda sola en Lesbos tras el naufragio del barco en el que viajaba junto a sus padres y sus tres hermanos.

| etiquetas: lesbos , niña , afganistán
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  1. Lo peor de todo esto es que ahora Europa se volcará en ayudar a esta niña porque su caso "estremece las conciencias" o cualquier otra de esas frases vacías que se escriben cuando nos encontramos ante un caso de pornografía sentimental mediática como el que protagoniza este meneo.

    Y, obviamente, no digo que eso sea malo porque esta niña no merezca toda la ayuda que podamos darle. No, no se trata de eso en absoluto. Lo digo porque cuando nos estremece un caso así o la fotografía del niño ahogado en la playa del que algunos ya no recordamos el nombre, aunque sus parientes nunca lo olvidarán, es porque nos hemos insensibilizado ante lo que ya es un drama humano de proporciones inconmensurables y parece que hubiera que dar una vuelta más a la tuerca del horror para que la gente reaccione, y eso solo en casos puntuales.

    Esta niña, por supuesto, merece toda la ayuda humanitaria que se le pueda dar. También merecería que entre unos y otros no hubiéramos convertido su país en un lugar inhabitable por causa de una maquinaria militar a la que hay que mantener en funcionamiento para justificar el sostenimiento de las industrias que mantienen viva la agonizante economía occidental, pero esa es otra historia. Lo que sucede es que esta niña merece tanta ayuda como cualquier otro de los millones de personas que están abandonando sus países de origen porque los hemos convertido en lugares en los que, sencillamente, ya no se puede vivir.

    Pero no, saturados los mecanismos de percepción del horror, ya solo nos emocionamos ante los casos más extremos y, sobre todo, que obtienen mayor repercusión mediática: el niño ahogado, la niña huérfana. Los casos que, no lo olvidemos, generan más ingresos para los medios de comunicación.

    Estamos dando un mensaje claro a los refugiados: vuestra tragedia no nos emociona bastante, necesitamos más. Queremos ver niños violados, viejos paralíticos cruzando a nado el estrecho de Dardanelos, ciegos luchando contra mancos por las raciones de ayuda humanitaria en las fronteras de Hungría. Necesitamos más, más emoción, más espectáculo. Tened en cuenta que el corazón de la Vieja Europa, está saturado de emociones impactantes, las recibimos todos los días por todos los medios, en especial por los audiovisuales, y una simple tragedia de refugiados no nos impresiona.

    A mí me gustaría dar otro mensaje a los refugiados: no vengáis esperando nuestra buena voluntad, no vengáis confiados, mansos, humildes. Venid por millones, armados de vuestro orgullo de seres humanos, de vuestro dolor y vuestra rabia, y arrasad hasta los cimientos esta podredumbre que aún se llama Occidente. Nos lo merecemos.
  2. #2 oye, si, que los Europeos somos mu malos, mu egoístas, y no nos emocionamos lo suficiente. Pero no veo que propongas soluciones. Hay que ir al modelo que menos muertes causa, el Australiano.

    La solución es fortificar fronteras, devolver la soberanía a países como Iraq, Libia o Siria y establecer zonas seguras dentro o cerca de esos países, para ayudar a vover a los desplazados. Inundando Europa de paquistaníes, árabes y africanos no vas a mejorar sus países y vas a bajar la calidad de vida de los europeos. Él multiculturalismo siempre falla, es una ideología perversa.
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