En su reunión con el secretario general de CCOO, Pablo Iglesias le ha transmitido todo el apoyo de Podemos si los sindicatos deciden convocar una huelga general. Más prudente, Fernández Toxo ha dicho que es muy pronto para hablar de huelgas y que quieren escuchar antes a Rajoy en la reunión con los agentes sociales.
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P: Compañero, si los sindicatos convocan una huelga general, contarán con nuestro apoyo.
T: Hombre, es muy pronto para hablar de huelgas, que el presidente aún no ha hecho nada.
P: Pero si ha hecho la reforma laboral para abaratar el despido, ha hecho que la contratación sea precaria, ha bajado la tasa de cobertura del subsidio de desempleo, ha reventado la negociación colectiva, ha...
T: Bueno, pues hablaré con él y como diga que va a hacer alguna cosa más, esperaré a que la haga, unos meses de rigor, unos informes que me darán en 2 o 3 años, y convocaré una huelga general... Si la patronal también está de acuerdo, claro.
Antaño, las huelgas generales eran el instrumento más eficaz para hacer frente a las tropelías de la clase dominante. Estas huelgas podían durar días, semanas. Se prolongaban en el tiempo afectando considerablemente la producción, el funcionamiento del sistema en general, y desarrollaban cohesiones sociales muy interesantes que, la oligarquía, veía con mucha preocupación, porque entendían que en esas coyunturas o correlaciones de fuerzas, a la clase obrera podría darle por organizarse de manera más problemática para sus intereses. En estos casos, optaban por ceder en derechos para así evitar "males mayores".
Hoy día, hablar de una huelga general es hacer un día de fiesta, donde muy poca gente la secunda, donde muchos prefieren trabajar porque no va con ellos, porque la producción está muy diversificada, porque los estratos sociales son mucho más diversos y complejos y donde la cohesión social, en estos casos, no obedece a lo que tradicionalmente entendemos como antaño. Es un día de parón donde la manifestación es TESTIMONIAL, porque NO afecta a la producción de las empresas, NO afecta a la economía en general, y NO provoca cohesiones sociales entre las capas populares. Es un día de pancarta, de salir a soltar consignas, y a las 17:00, para casa, con la sensación de pensar que los que gobiernan y sus amos se están riendo de nosotros viendo las repeticiones en televisión.
Esto es así, mal que nos pese, por lo que apostar por una huelga general de un día para mostrar músculo, es, estratégicamente, irrelevante.
Tal vez esta reflexión esté equivocada y realmente la huelga se convierta en un arma efectiva contra los vendepatrias, ojalá me equivoque, pero tengo la sensación que si en las urnas éstos han salido victoriosos por 2 veces, porque así lo ha querido el bienamado pueblo español (excepto Euskadi y Cataluña que estos votan otra cosa), poco se puede hacer.
Aunque cabe pensar que hay quien las quiere utilizar para promocionar su partido político.