Larena, que fue sustituido por Sánchez-Asiaín, procedente de Abanca, tomó la decisión de abandonar precisamente por su incompatibilidad con la nueva directiva. Si en lugar de marcharse hubiese sido despedido, la cuantía a percibir, que corresponde a tres a anualidades y la pertinente pensión, alcanzaría los seis millones de euros.
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