La pancarta de cabeza, que portan entre otros Rosa Rodero, viuda del sargento de la Ertzaintza asesinado por ETA Joseba Goikoetxea; la exconsejera vasca de Empleo y Asuntos Sociales por el PSE-EE, Gemma Zabaleta, y los miembros de la CUP, David Fernàndez y Anna Gabriel.
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Y ahora hablando en serio, la dispersión no es un castigo para con las familias. Las visitas son una opción, no una obligación. Y los primeros interesados en ahorrarles ese sufrimiento a las familias, que son los mismos presos, lo tienen tan fácil como renunciar a la lucha armada y pedir perdón públicamente a las víctimas. Haciendo eso tienen muchísimas posibilidades de ser trasladados a cárceles del País Vasco, y conseguir beneficios penitenciarios. Ahora, si ellos están dispuestos a sacrificarse por sus ideales y seguir constituyendo una banda terrorista y matar en cuanto que puedan, nosotros no vamos a ser tan tontos como para ayudarles acercándoles a dónde tienen apoyos y reuniéndoles con otros miembros. Lo siento por sus familias, pero la pelota está en el tejado de los presos. Que sus padres, hermanos, esposos y demás les convenzan de que renuncien y todos saldrán ganando.
He contestado a un mensaje que hablaba de PROHIBIR las visitas, no he tocado el tema de la dispersión y mucho menos he hablado de liberar a nadie.
¿De qué es?