Todo tiene un límite. Cada mañana con el estómago encogido, a la espera de si su nombre será el próximo, de si los rumores que corren por los cenáculos de poder se confirman. "¿Seré el próximo? Ni yo mismo sé de qué puedo ser acusado", reflexionaba uno de los miembros del gabinete de Sánchez esta semana. Se han incorporado al Gobierno perdiendo dinero y lo que les devuelve la acción pública es desprestigio. O así se sienten por ahora.
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Parece que está diciendo que las ministras no se hablan con sus colegas varones, cuando en realidad quiere decir que la comunicación entre los ministros, en general, es casi inexistente. Un ejemplo de a dónde llega el "nosotras y nosotros".
Si vas dando lecciones de superioridad moral y poniendo el listón moral aceptable a una altura a la que luego se demuestra que no llegas ni tú, pues no te extrañe que te tachen de hipócrita y tu credibilidad valga lo mismo que una mierda pinchá en un palo.
Fue el guapito el que dijo que en caso de que alguno de sus colaboradores usara truquillos para pagar menos impuestos, estaría fuera al día siguiente. Y por lo que se ve es otra más de las muchas trolas de nuestro Señor Marrón.
Que sepan que aquí no solo es poner el cazo, en España existía una costumbre muy extendida y era que no se despedía a la peña, y al no poder despedir a la gente, ¿como te quitabas a un tío toxico?, lo ascendías y lo recomendabas por sus grandes aptitudes, (y que se coma el problema otro de arriba).
Así hemos llegado a tener a toda la gente mas toxica arriba, y que ahora no tienen problemas en despedir a todo el mundo.
Y los mas egocéntricos, tóxicos y megalomanos, acabaron en la cumbre de todas las jerarquías, políticas, sociales y económicas.
No denunciar y no enfrentarnos a esta gente, nos ha convertido en cómplices de nuestra propia desgracia.