La población global de vida silvestre ha disminuido, en promedio, en un 52% desde 1970, informa la ONG WWF. La pérdida de hábitat y la degradación son las mayores amenazas para la biodiversidad, en menor medida la explotación de la vida silvestre y el cambio climático. Este miércoles ha comenzado en Pyeongchang una reunión mundial de ministros de Medio Ambiente y jefes de las organizaciones internacionales relacionadas, a fin de discutir las formas de conservar la diversidad biológica para el desarrollo sostenible.
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A los gobernantes les importa un bledo el medio ambiente y el planeta que vayamos a dejar a generaciones futuras. Es más, a la mayoría de la población también le importa un bledo. La gente no ve más allá de la generación siguiente, la de sus hijos y, en ocasiones, ni eso.
Los agricultores piensan en su siguiente cosecha y en las que le queden hasta la hora de la jubilación. En su mayoría no tienen descendientes que se vayan a dedicar al trabajo en el campo.
Los ganaderos, lo mismo respecto a los beneficios que les produzcan sus animales.
Unos y otros temen las legislaciones restrictivas que no les permitan hacer con su tierra aquello que les produzca más beneficio (aun a costa del futuro del suelo).
Los políticos piensan en la próxima legislatura y, como mucho, en pasar a la historia sea como sea.
Los excursionistas de fin de semana solo quieren llegar al campo y encontrarlo bonito para hacer un picnic y lleno de animalitos para hacer fotos. No se preocupan de lo que cuesta eso en dinero y esfuerzo.
Realmente hay muy pocas personas que de verdad se angustien pensando en lo deteriorado que está el planeta y en el futuro tan sombrío que le espera (y nos espera).
Si los ciudadanos no nos angustiamos, ¿cómo lo van a hacer nuestros gobernantes?.
Esa fauna de 1970 ha sido reemplazada por otra fauna nueva. Y la fauna nueva es aproximadamente la mitad de numerosa. Parece que a eso se refiere el artículo. Pero los periodistas, aunque sean de letras, muchas veces parecen incapaces de expresarse con propiedad.