Antes eran izquierdas asesinas, como lo atestiguaron Mao o Stalin. Neofascismo camuflado, como el que promovió el denostado Zapatero. Derechas bárbaras o cerriles, como lo corroboró el soberbio Aznar con brutalidad. O extremas derechas letales, como lo certificó Hitler. Entre ambos extremos hay una similitud: millones de muertos. Entre la moderación supuesta de los otros dos sólo hay corrupción, arrogancia, vacío intelectual, degeneración social y neofascismo emergente. ¿Ideología? El dinero.
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Hoy los parámetros ideológicos son otros: los que esquilman desde arriba y los que sobreviven abajo, los que retuercen la caja sin compasión y los que la rellenan con trabajo duro y sufrimiento, los que exprimen y los que son exprimidos. El resto es pura parafernalia, llámese de izquierdas o de derechas, simple envoltorio formal que permite justificar las tropelías a la inconsciente yeguada.
Eso es lo que yo llamo reinventar la rueda. La izquierda y la derecha existen, la lucha de clases existe y la clase obrera existe. Lo que es parafernalia es inventar términos nuevos para hacerse el moderno.
Nah, en serio, creo que tienes razón, no es necesario inventarse nada, yo evito salir con tales denominaciones a quién sospecho que me va a montar una discusión de corte histórico semántico para desviarme de un análisis o reflexión sobre la lucha de clases/estamentos/grupos sociales/llámalo X (aunque me parece que, desde que se inventó el dinero, siempre están los de arriba al poder y los de abajo sin él).