María Llapart ha entrevistado en Al Rojo Vivo a Pablo Iglesias, que ha hablado de lo ocurrido en Errenteria, de las declaraciones de Juan José Cortes sobre la prisión permanente revisable, de los posibles resultados electorales y del debate que celebra Atresmedia el próximo 23 de abril. El secretario general de Podemos ha comentado las declaraciones de Juan José Cortes, que ha dicho que "Pedro Sánchez se sienta con violadores, asesinos y pederastas que van a salir a la calle cuando quite la prisión permanente revisable".
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"Parece que en esta campaña electoral decir una idiotez tiene premio. Si dices una gilipollez sales en los telediarios. ¿No sería más razonable hablar de empleo o de vivienda? Es evidente que lo que ha dicho es una idiotez, pero hay gente que no llega a fin de mes y está hasta las narices que nos dediquemos a comentar la parida del día".
Aún recuerdo cuando en Madrid todo el mundo votaba a Gallardón porque le caía bien y era muy simpático y muy moderado y nadie se fijaba en que estaba saqueando la ciudad.
Esto es una reflexión general, no un reproche a ti ni muchísimo menos, aunque pueda sonar como tal (por eso quiero dejarlo bien claro).
No creo que vote a Podemos, aunque mis motivos sean probablemente muy distintos a los de la mayoría. Pero empiezo a sentir cierto respeto por Iglesias, que no empaña mi rechazo a otras cosas suyas.
Uno de los problemas de la política es que la gente tiende a mitificar o a ver a las figuras de la política como si fueran estrellas del rock. Ve al político como una especie de ser superior en lugar de un ser humano con sus contradicciones y sus defectos.
Tenemos que meternos todos en la cabeza que un político es una persona y que tiene las mismas debilidades que cualquier otra. Puede ser egocéntrico a veces, puede tener meteduras de pata, etc. En lo que debemos fijarnos no es en que sea un ejemplo de persona cual Buda, sino en su capacidad para dirigir, sus ideas y su ética. Sin embargo, la política se ha convertido en un show en el cual pasan cosas como que se llegue a desaprobar la labor de todo un presidente porque le pone los cuernos a su mujer (véase Clinton en EEUU). Como consecuencia de convertir la política en una especie de espectáculo simplista, todo está además polarizado y si dices que un político te parece interesante la gente interpreta que lo consideras perfecto o que estás 100% de acuerdo con todo lo que dice o hace.