Salvo sorpresas de última hora, los pactos poselectorales van a permitir que la izquierda tome próximamente el relevo del PP al frente de cinco autonomías: la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura y Baleares. Los nuevos gobernantes heredarán una deuda regional que a 31 de diciembre de 2014 sumaba nada menos que 67.113 millones de euros (más de once billones de las antiguas pesetas), según datos oficiales publicados por el Banco de España.
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Lo que jamás se hizo, ya desde la transición, fueron leyes de transparencia y control público y siguen brillando por su ausencia, no se ve ni a la tropa de Pablete poner coto a esto (cómo lo van a hacer, si ataca a su mecanismo mismo de funcionamiento). Como la inmensa mayoría de los que entran hablan de chorradas y no de esto, esperar grandes cambios es de una ingenuidad palmaria. Harán de polis buenos, que no es poca cosa, y nada más.
Sobornos y demás como es natural no te van a salir jamás en ninguna auditoría.
Un auditor simplemente viene y te dice que las cuentas están así y asado y se ha gastado el dinero en esto y aquello, o esto no se sabe. Todo son responsabilidades políticas, no legales, y se supone que se han depurado en el momento que los anteriores políticos se van a la calle.
Si no se han enterado, esto funciona así.
Si yo fuera peperro, de los que están en el banquillo, estaría totalmente empalmado de las oportunidades que se me abren.