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El predecesor de Blesa afirma que las tarjetas en su época eran de representación

El que fuera presidente de Caja Madrid entre 1988 y 1996, Jaime Terceiro, ha defendido que las tarjetas creadas bajo su mandato eran “exclusivamente para gastos de representación” de los consejeros de la malograda entidad. “Es inconcebible que le dieran un uso de naturaleza distinta”, ha añadido. Terceiro explica que durante su mandato los consejeros no podían usar sus tarjetas para sacar dinero del cajero... en 1988, bajo su mandato, se decidió crear un sistema de “compensación a los consejeros de los gastos derivados exclusivamente..

| etiquetas: predecesor , blesa , tarjetas , cajamadrid , representación , black , terceiro
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  1. Vamos a ver.

    El problema no es si la tarjeta tenía un límite más alto o bajo o si se podía sacar dinero del cajero o no.

    El problema era que todo eso no se justificaba ni se presentaban comprobantes y que todo eso se toleraba y casi fomentaba y eran pagos en B o directamente, un robo a los accionistas.
  2. Todo esto de las alegaciones que están haciendo los consejeros black son una mamarrachada sin pies ni cabeza.

    Cuando las cosas se hacen bien, las comprobaciones son inmediatas y se acaba la discusión en cinco minutos. En mi empresa cuando hay un gasto de representación (ejemplo un viaje comercial, o llevar a comer a un cliente que ha venido de visita), independientemente del medio de pago (tarjeta de empresa o no), se entregan los recibos y facturas en contabilidad, con una nota que indica a qué corresponde ("comida con Fulanito"). Y eso que somos una empresa mediana sin grandes protocolos administrativos. Si alguien viniera a decirnos que tal gasto no era gasto de representación, sino gasto personal, basta con sacar los papeles, y se acabó la historia.

    Así que si me quieren decir que en algo como una caja de ahorros no tenían controlado lo que los consejeros hacían con su dinero, que se vayan con el cuento a otra parte. Está más claro que el agua que las tarjetas black eran sueldo incontrolado y en negro, y todas las explicaciones estrafalarias que se han oído en el juicio, una sarta de mentiras que no se las traga nadie que alguna vez haya tenido algo que ver con el funcionamiento de una empresa.
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