Tras escuchar los tiroteos del estudiante de 15 años a sus compañeros del Instituto de Marysville, la profesora Megan Silberberger, no dudó en abordar al asesino. Mientras el resto de testigos huían del escenario de la tragedia, Megan agarró al joven armado por el brazo para frenarle. Asegura que le apuntó con la pistola antes de suicidarse. Posiblemente, la profesora ha evitado una masacre que podría haber sido mucho mayor en el instituto de Seattle.
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Las negritas son mías, el sensacionalismo sensiblero es del medio que publica esto. Es EEUU siempre aparecen estas menciones a los héroes individuales en estos desastres, cuando lo que con absoluta certeza limitará estas tragedias es la decisión política de acabar con la industria armamentística como base patrocinadora de la cultura guerrera estadounidense. El haber convertido en un derecho inalienable la posesión de armamento por parte de la población civil es una locura que cobra víctimas inocentes periódicamente en aquel país.