Desde hace varios años, siempre que salgo del metro de Gran Vía me hago la misma pregunta. ¿Estará ahí la próxima vez que suba las escaleras? Ahora, esa parada está cerrada y cuando paso cerca miro hacia todos los lados, esperando verle, pero nada. La pregunta en cuestión, la de si aguantará o no un día más, surgía siempre después de adivinarle en el suelo, de buscar su mirada, de detectar si respiraba.
|
etiquetas: metro , gran vía
Me pregunto si sigue allí, si ahora va a dirigirle la palabra. Y va a ayudarle. O si va a seguir usandolo como inspiración para sus columnas.
Dar limosna es paliar, pero no es propiamente ayudar, pues no sacas a esa persona de su situación.
Para ello tendrías que tener la capacidad de levantar una vida arruinada.
No se porque has pensado en limosna o dinero, cuando, al menos yo, nunca tuve en mente eso. Hay muchas cosas que se pueden hacer por él y que no cuestan un solo euro.