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¿Se puede limitar el uso partidista del dinero público?

A muchos nos preocupa que nuestros impuestos se usen de forma indebida para financiar corruptelas, aeropuertos vacíos u otras inversiones de dudosa utilidad social. En teoría, los gobiernos deberían distribuir los recursos públicos siguiendo criterios de eficiencia y equidad. Pero, no nos engañemos, los políticos buscan mantenerse en el poder y a menudo los cálculos electorales también juegan un papel clave en el reparto de fondos públicos.

| etiquetas: dinero público , control , españa
  1. No, es intrínseco al estado desviar el dinero de los impuestos de los ciudadanos para su conveniencia directa o la de su partido en general.

    Puede ser de forma sutil como crear opinión por ejemplo a través de algunos medios de comunicación afines o menos sutilmente robando directamente el dinero.
  2. Cuando lo emplean en el juego y las apuestas.
  3. El artículo propone crear controles estatales para evitar el uso partidista del dinero. Pero entonces quién vigila al vigilante? Es poner al zorro a cuidar de las gallinas.

    Lo único que podemos hacer es minimizar la cantidad de dinero público en manos de los políticos para limitar su capacidad de usar el dinero partidistamente (o directamente despilfarrarlo como la mayoría de las veces).
  4. en un sistema como el español, que no tiene separación de poderes, y funciona con el sistema proporcional de listas preseleccionadas, es imposible. Es más, es imposible que no exista nada que no sea partidista en el estado.
  5. Claro, elimina los partidos del estado, que se conviertan en asociaciones públicas financiadas por sus abonados y haz que los representantes de los ciudadanos sean elegidos nominalmente en sus distritos. Así dará igual que un representante pertenezca a un partido a ninguno o a tres, porque su jefe será el que le ha elegido, no el club al que quiera pertenecer. Se inventó hace tiempo, es uno de los requisitos de la democracia.

    La corrupción en otro caso es sistémica porque las organizaciones políticas tienen dos fines prioritarios: obtener el poder y perpetuarse. Cualquier parche no puede evitar esa realidad constitutiva. La moralidad o decencias personales pueden suponer obstáculos anecdóticos, pero no impedimentos necesarios.
  6. mantener el Estado a partidos politicos es igual de asqueroso .
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