Fue una conversación de 20 segundos, pero podría cambiar la vida pública de EE UU. El Tribunal Supremo evaluó esta semana el caso de una pareja que se quedó sin una elegante tarta de bodas porque un cocinero cristiano de Colorado se negó a cocinar para ellos por ser homosexuales.
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Un negocio privado puede, hasta cierto punto, decir a quién atiende y a quien no, SIEMPRE Y CUANDO sea justificable para el bienestar de su negocio y no sea ilegal. Quiero decir, un taxista puede decirle a un cliente que no le lleva a Las Barranquillas porque eso puede ser peligroso para él. Una compañía de seguros puede decir que no asegura a menores de X años, porque es perjudicial para su compañía. Pero eso, no implica que cualquier negocio privado pueda sacarse de la manga a quién atiende o deja de atender; una compañía de seguros no puede negarse a asegurar negros, o judíos, o chinos. Y una pastelería no puede negarse a hacer un pastel de bodas sólo porque los cónyuges son homosexuales. Es discriminación, y creo que han hecho bien en denunciarlo para evitar ese tipo de atropellos.
Coincido contigo en que aquí se chocan dos derechos el de los novios y el del pastelero.
Supongo que en España esto no llegaría a los tribunales y se resolvería "por lo social" es decir yendo a otro pastelero y corriendo la voz.
Desde tu punto de vista se podría tener un negocio donde se excluyesen a "Negros e hispanos" o a "pelirojos y votantes del PP". O a lo que se te pueda ocurrir.
Es como esos farmacéuticos que no venden anticonceptivos por cuestiones religiosas. Yo a esos les quitaba la licencia. Tu moral no debe coincidir con la de tu cliente y tu negocio depende de una licencia administrativa, yo no puedo poner una farmacia así porque sí, es la CCAA la que me da la autorización y no se la dan a todo el mundo. ¿Así que porqué darle una concesión dministrativa para abrir una farmacia a alguien que no le da la gana a vender todos los productos que se encuentran generalmente en una farmacia?
Solo digo esto porque creo que necesitamos un criterio claro respecto a si una empresa que se dedica a un negocio puede rechazar a sus clientes por sus principios morales. Además, que quizás una tarta de boda no es un derecho esencial, quizás no es lo mismo que sea un particular el que se niega o una empresa, y quizás también tiene sentido la argumentación del pastelero. Tampoco se trata de que un supermercado o una pastelería se niegue a venderles una tarta que ya tiene, sino que se niega a hacer un diseño particular.
Aquí podemos meter todo tipo de cosas, como a los artistas que se negaban para participar en eventos de Trump, y supongo que en un hipotético caso de que gente que se niegue a prestar sus servicios a la iglesia o a una asociación de toreros veríamos mucha gente defendiéndolo. Hay piscinas que vetan a gitanos, y nos parece mal (bien), pero hay salones que por ejemplo prohíben los grupos que vengan de despedidas de solteros, o utilizan el derecho de admisión sobre temas menos delicados pero que quizás generen la misma reflexión.
Tal vez lo lógico es que ese derecho tenga unos limites.
Cabe decir que la organizadora de bodas si hacía bodas para separados, en el capítulo.
Habrá que ver si se opone a hacer tartas a los que no si. Vírgenes, a los que no recen, a los que no vaya a su iglesia, etc.
Y ojo: no estamos hablando de que esta pareja haya ido a un vecino y le haya pedido por favor que le haga una tarta, estamos hablando de un negocio público. Para mí, es tan escandaloso como las farmacias que no venden condones por motivos religiosos.