En poco más de una semana, en la noche del 21 al 22 de junio, el estado de alarma pondrá fin a casi un centenar de días con medidas excepcionales en cuanto a restricción de movimientos, prohibiciones de reuniones o limitaciones en espacios públicos o privados. Esa es la teoría y eso es lo que esperan los españoles. Pero la realidad es terca y el coronavirus muy peligroso. La nueva normalidad se parecerá a la antigua tirando por lo bajo.Y las comunidades autónomas no van a permitir el regreso inmediato a los viejos usos.
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El podemita, en cambio, practica el estoicisimo y aun ejerce el activismo desde las redes subido en una columna cual estilita. Seguro que sigue en casa sufriendo un confinamiento en su piso obrero de 30 metros cuadrados, saliendo solo a comprar en epi hospitalaria y limitando su ocio a jugar al fortnite. En Lavapiés o Vallecas a los bares que abren les viene una patrulla de perroflautas amistada con la Policía Nacional a cerrarlos o a multarlos.
Lo curioso del asunto es que la actividad en menéame ya vuelve a bajar los findes como antes de la pandemia. Será que trabajan sábados y domingos.
No convirtáis este sitio en un chiste ridículo, con que sea chiste a secas sobra.
La culpa no es de ellos, ellos sólo hacen su papel de intoxicar lo máximo posible. La culpa es de los ingenuos que no cuestiona el cinismo de esa marabunta.
Para chiste tú; para ridículo el tuyo; para comentario absurdo, infantil y cutre el que has escrito.
Lo primero que me extrañó al encerrarnos fue no escuchar a los que se quejaban de aumentar la seguridad en las calles con cámaras quejándose porque les quitaban el derecho humano a circular y moverse.
Mucha gente , independientemente del color político, opina una cosa u otra dependiendo de quien lo proponga.