La policía y la justicia rusas han empezado a ocuparse del último gran desastre ecológico de Siberia, el derrame de 21.163 toneladas de diésel ocurrido en una central termoeléctrica en el Círculo Polar Ártico y cuyas consecuencias podrían ser incluso más desastrosas si alcanza el océano Ártico. El comité de instrucción, que se encarga de la investigación de casos graves, acusó ayer de negligencia al alcalde de la ciudad de Norilsk. Su dejadez podría haber agravado un accidente propiciado por el cambio climático.
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No creo que la culpa sea de la empresa que lo ha vertido, eso no pasa en paises del primer mundo.
#3 espero que esas empresas no tengan maquinista.