En el pequeño pueblo de Frontenex, tres ranas se han instalado en el jardín de Colette Ferry, de 92 años. Si la jubilada agradece y disfruta su compañía, esta convivencia no es del gusto de algunos los vecinos, que se han quejado del ruido, por encontrar que las ranas croan demasiado fuerte. "Un señor vino a 'gritarme', diciendo que no podía dormir".
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Por aquí, que había una cantidad increíble de ranitas arbóreas en una zona de cañas, se empezaron a quejar vecinos del ruido. En un edificio de construcción reciente, por cierto, que se ha cargado los aledaños de la zona natural a la de las ranitas. Que qué era eso, que había que quitar las ranas (que no son ranas comunes, encima, sino algo más específico).
Al final, la sequía y otras construcciones (aunque imagino que sobre todo la sequía) han "solucionado" el tema. Este año no hay ranas, no croa ni una (tampoco hay ruiseñores...).
Los vecinos quejicosos imagino que estarán contentos.
Para tantísimo no será...