Salvo honrosas excepciones, la plaza de ministro de Sanidad ha servido para cumplir con compromisos políticos, contentar al fiel escudero o apartar del partido a quien estorbaba demasiado La tendencia a menospreciar este departamento viene de atrás, pero se hizo más patente a partir del primer gobierno de Aznar La mitad de los dieciocho ministros de Sanidad de la democracia no duraron ni dos años en el cargo.
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