Tras los terribles atentados vividos en Cataluña, en las redes sociales, incluso alrededor de las personas a pie de calle, se ha generado un sentimiento generalizado de unidad. Bajo premisas como “Todos somos Barcelona”, imitando eslóganes ya utilizados en otros atentados europeos -fuera del Viejo Continente, esa unidad se diluye-, la gente ha hecho piña, se ha manifestado, ha guardado minutos de silencio y se ha entregado al clic de ratón con más compulsión de la habitual.