Después de cobrarse su venganza con Rajoy, Pedro Sánchez, que no quería pasar a la historia como el único que fallaba una investidura, ha enseñado el mus que ocultó todo el verano. Quiere que Pablo y Albert le den la investidura y le dejen gobernar en solitario con sus 85 escaños. El balón está ahora en el tejado de los que vinieron a regenerar la política. En la anterior legislatura se bloquearon como dos judocas, pero el desbloqueo que antes fue imposible, ahora tiene una ventana de posibilidad. Ninguno quiere terceras elecciones..