Hay realidades que pueden no gustar pero existen: La venta de armas, de drogas, el aborto, la gestación subrogada, la prostitución... Van a continuar aun prohibiéndolas, enriqueciendo a las mafias. El estado tiene la obligación de regularlas como ya hizo con las armas o el aborto, y proporcionar los recursos adecuados para disuadirlas. Si no, seguirá el mercado negro, la explotación y con ella las ganancias ilegales de unos indeseables.