En agosto los mercados cayeron a plomo por miedo a un contagio económico-financiero desde los países emergentes. Nadie, o casi nadie, predijo esa caída en concreto en eso momento preciso. Como es normal tras el momento de pánico extremo, los mercados rebotaron tras un mes intentando formar un suelo. Luego los mercados subieron abundantemente y, como sabemos ahora, han vuelto a declinar. De forma violenta, fulminante y sin apenas dejar capacidad de reacción, ya que las caídas se han producido principalmente en horario asiático.