Este episodio se suma a una larga lista de violaciones de las restricciones por parte de sectores de la comunidad ultraortodoxa en Israel.

Miles de judíos ultraortodoxos abarrotaron las calles de la ciudad israelí de Bnei Brak el domingo por la noche para asistir el funeral del rabino Jaim Meir Wosner, que sucumbió al coronavirus el mismo día, lo que supone la última y enésima violación masiva de la comunidad ultraortodoxa de las pautas de salud pública, lo que provocó enfrentamientos con la Policía.

Un periodista israelí compartió una carta firmada por docenas de rabinos que afirma que no habría ninguna prohibición religiosa para atacar un hospital que contuviera al "enemigo". Publicada el lunes en el canal Telegram de la destacada figura mediática Amit Segal, se dirige a Netanyahu y menciona por su nombre el hospital Al-Shifa, el más grande de Gaza. "La nación de Israel se levantará con valentía para atacar a sus enemigos". "No existe ninguna prohibición halájica, moral o legal de bombardear al enemigo" si hubo "advertencia adecuada".

La rabina Jessica Rosenberg se puso de pie durante su discurso en Minnesota y le dijo al presidente: "Como rabina, necesito que pida un alto el fuego ahora mismo". Biden le dijo: "Creo que necesitamos una pausa". Una pausa significa dar tiempo para sacar a los prisioneros. Y añadió: 'Soy el tipo que convenció a Bibi (Netanyahu) de pedir un alto el fuego para dejar salir a los prisioneros. Soy el tipo que habló con (el presidente egipcio) Sisi para convencerlo de que abriera la puerta”.

Con un traje protector, el rabino Arik Ascherman monta guardia en un olivar de Cisjordania ocupada para proteger a los agricultores palestinos de la violencia que se ceba con ellos desde la guerra entre Israel y Hamás en Gaza. "El israelí promedio no está listo ni quiere hacer la distinción entre los palestinos terroristas y los palestinos aterrorizados", dice Ascherman, cofundador de la ONG Rabinos por los derechos humanos, a AFP. "¿En verdad destruirás al justo junto con el impío?", dice Ascherman, citando al Antiguo Testamento.

Cuando el 4 de noviembre de 1995 el ultranacionalista Yigal Amir disparó contra el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, también hirió de muerte el proceso de paz iniciado en Oslo dos años antes. La derecha religiosa consideró una herejía abandonar la tierra otorgada supuestamente por Dios y satanizó al político, mientras otros lo tildaron de nuevo Hitler y de fascista. El ahora primer ministro y entonces líder de la oposición, Benjamín Netanyahu, fue el orador estrella en dos manifestaciones, en las cuales los miles de asistentes corearon…