Durante tres años, esta niña tuvo un perro llamado Flor, pero su mascota desapareció misteriosamente hace unas semanas. Fueron infructuosos los esfuerzos de la pequeña y su familia por hallar a Flor, hasta que un día, mientras pasaba con sus padres por delante de un puesto de carne canina, reconoció al instante a un perro ya asado que yacía sobre una bandeja, listo para la venta. “¡Ese es Flor!” -exclamó la niña y salió corriendo hacia él.