Un total de 122 ballenas asesinadas en Japón estaban preñadas, lo que supone el 92% de las hembras. En esta campaña, los balleneros japoneses capturaron 333 ejemplares, acabando así con su vida. Además, según un informe técnico que estudia la estrategia del Gobierno de Japón de la caza masiva de ballenas, 114 eran crías. En 2014, la Corte Internacional de Justicia determinó que la caza de ballenas que se estaba llevando a cabo en Japón no tenía fines científicos. La resolución llevó a su prohibición durante un año y a la reducción de la cuota