Ciertamente son y se saben minoritarias dentro de la Iglesia. El relevo no llega y los años van pasando, con la esperanza a cuestas de una Iglesia más pobre y despojada de poder que se mueva con los signos de los tiempos. Pero su voz es firme, perseverante, clara y la oirás en la calle, junto al colectivo en lucha, junto a esa causa justa, junto al clamor de los últimos. Los cristianos de base, catapultando su fe desde la comunidad, siguen caminando en la lucha y la esperanza del Reino de Dios.