Poco numerosos y envejecidos, los 3,3 millones de habitantes de Uruguay están a prueba de una ola inmigratoria como no se conocía desde 1960, ya que desde esa fecha, política y economía se coaligaron para expulsar habitantes. Brasileños y argentinos son las comunidades de extranjeros más numerosas, mientras que en los últimos años se ha producido una inusual afluencia de peruanos, dominicanos, colombianos y venezolanos, además de europeos, esencialmente españoles.